Tras el incendio de 1813 que destruyó la ciudad y el derribo de las murallas en 1863, la ciudad entró en la era moderna.
La primera construcción del Ensanche de Cortázar, iniciado en la segunda mitad del siglo XIX y finalizado en 1913, fue el edificio de donde se ubica Joyería Olazabal.
La esquina de la calle Garibay con el bullicioso Boulevard , estuvo ocupado por dos emblemáticos cafés de la ciudad. El Café de la Marina primero y el Café Kutz después.
A principios de los años 50, Tomás Olazabal tomó en traspaso el local habilitado como joyería dos años antes.
En este mismo local, tres generaciones de la familia Olazabal han atendido durante más de 60 años a los donostiarras y visitantes, ofreciendo siempre una cuidada selección de Joyería y las más prestigiosas marcas de relojería.